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Cómo identificar qué insecto te ha picado

¿Cómo diferenciar una picadura de abeja de una de avispa? ¿Y la de una de chinche? Recopilamos los síntomas de las picaduras de insectos más habituales y os explicamos cómo diferenciarlas para poder ponerlas remedio.

Con la llegada de la primavera y el verano y la retirada del frío del invierno, la presencia de bichos e insectos aumenta en cantidad y diversidad. También, cómo no, las picaduras de los mismos, que afectan de forma desigual a las personas. Hay a quienes les pican todos los bichos del mundo y a todas horas. Por el contrario, también hay quienes transitan los meses de calor sin recibir ni un picotazo. Según los últimos estudios realizados, y aunque hay diversos factores que podrían explicar esta preferencia de los insectos por unas personas determinadas, lo cierto es que parece que la genética tiene mucho que ver en la predisposición de cada cual a ser víctima de picaduras. Eso explicaría que en una misma tienda de campaña, tras una noche de verano, los haya que se despierten con el cuerpo como un colador y quienes lo hagan sin mácula en la piel.


Sea como sea, y te piquen o no de forma recurrente los bichos, no está de más conocer las diferencias entre los síntomas que dejan en el cuerpo sus picaduras, para poder ponerles el remedio más oportuno. Para ello, en este artículo hemos recopilado algunas de las picaduras de insectos más habituales durante los meses de primavera y verano, para que puedas aprender a identificar qué bicho te ha picado, y poder actuar en consecuencia:


Picadura de mosquito

Es la más habitual, la que causa más maldiciones al despertar, la que nos tiene en vilo por la noche cuando escuchamos el zumbido del vuelo de un mosquito cerca de la oreja. En principio no es preocupante, porque su único síntoma es que produce picor e inflamación en la zona de la picadura (generalmente las extremidades), donde encontraremos una especie de pequeño habón redondo y que puede presentar hinchazón poco después de haber recibido el picotazo. Esta protuberancia –incluso puede ver un pequeño punto en el centro de la misma– se pondrá roja y dura y pueden aparecer varias en el mismo área.

Si sufres algún otro síntoma tras las picaduras, como dolor de cabeza, dolores por el cuerpo o fiebre, no dudes en acudir a tu médico, puesto que puede ser un picotazo de un mosquito no común o síntoma de una reacción adversa. Los niños también suelen tener mayor reacción que los adultos a la picadura de los mosquitos.


Abejas y avispas

Otro clásico del verano. Es ver una avispa y mordernos todos la lengua. Así, dice el mito, se evitan sus picaduras (no hagas caso). Como consecuencia de ellas, además de un fuerte dolor, notaremos enrojecimiento, calor y una hinchazón importante en la zona durante uno o dos días. La zona inflamada queda coronada por un pequeño punto central y una marca blanca que señala donde el aguijón ha perforado la piel. La diferencia entre las abejas y las avispas es que las primeras solo pueden picar una vez. Esto se debe a que, al pincharte, te dejan el aguijón clavado. ¡Cuidado! Tienes que retirarlo con delicadeza, ya sea con los dedos o con la ayuda de unas pinzas, porque dentro del mismo se encuentra el veneno. Por el contrario, las avispas pueden ser agresivas y son capaces de picar varias veces.

No es lo más habitual, pero las picaduras de abejas y avispas pueden ser potencialmente graves si tenemos alergia a la toxina venenosa que dejan al picar. En ese caso, no dudéis en buscar asistencia sanitaria con urgencia. En verano, sé más vigilante, sobre todo con los más pequeños, ya que sus picaduras suponen la segunda causa de reacciones anafilácticas en los niños.


Chinches

Las picaduras de chinches se reconocen porque estos insectos suelen picar en manada, dejando rastro de su paso en forma de múltiples erupciones rojizas que se disponen a lo largo de una zona del cuerpo (generalmente aquellas que tenemos sin cubrir mientras dormimos) a modo de zigzag. En general, suelen aparecer en zonas del cuerpo que no están cubiertas por la ropa, como las manos, los pies o el cuello.

No todo el mundo presenta una reacción a ellas, y pueden pasar días hasta sentirla, pero de ser así esta reacción se caracterizan por su fisionomía (montículos rojos, hinchados y con el centro más oscuro) y por la intensa picazón que suelen generar. Solo en algunos casos pueden llegar a infectarse o causar reacciones alérgicas más intensas.

Recuerda que suelen picar por la noche, mientras duermes, y son más habituales en residencias turísticas, muebles antiguos, o colchones o ropas de cama que lleven tiempo sin cambiar.


Pulgas

Las picaduras de las pulgas son muy parecidas a las de las chinches, ya que también se suelen manifestar en grupo (de tres o cuatro picaduras o en línea recta), aunque aparecen con mayor frecuencia en la parte baja de las piernas, los tobillos y en los pies. Aunque también pueden surgir alrededor de la cintura, los senos, las axilas o la ingle.

La picadura adquiere forma de roncha rojiza, con un pequeño halo rojo en torno al centro de la misma, y los síntomas y los picores aparecen de forma inmediata, a diferencia de las chinches que inoculan un pequeño anestésico para evitar ser detectadas. También producen bastante picor, y se puede desarrollar urticaria o una erupción cerca de la mordedura. Como consecuencia de ello, si nos rascamos demasiado puede dañarse la piel y surgir una infección bacteriana secundaria (ampollas blancas pueden alertarte de ello).

Son más frecuentes si convives con mascotas en casa que pueden portarlas, o tienes un jardín en casa.


Arañas

Si nos ponemos estrictos con la terminología, lo cierto es que las arañas no pican, sino que muerden. Su mordedura se diferencia de otras picaduras porque presenta dos marcas de punción y la reacción se manifiesta a través de una sola pápula, pústula o roncha levantada seguida de enrojecimiento y sensibilidad.

Las picaduras de las arañas no son peligrosas por regla general, aunque sí hay determinados tipos de arañas (la viuda negra, la araña vagabunda, la araña tela de embudo (Australia), la araña errante (América del Sur), la tarántula o la araña lobo) cuyas mordeduras pueden revestir mayor gravedad e incluso llegar a ser potencialmente mortales.

Normalmente, la picadura de araña suele tardar más en curarse que las de otros insectos, por ello una buena higiene de la misma te ayudará a evitar infecciones.


Picaduras de garrapata

“Me estás chupando la sangre como una garrapata”, solemos decir cuando alguien tiene un comportamiento parásito. Y las garrapatas son eso, parásitos. Sus picaduras se diferencian porque son de un rojo intenso, de gran viveza, porque pueden provocar erupciones, sensación de ardor y general dolor, incluso ampollas o dificultad para respirar; y porque en ocasiones nos podemos encontrar con la garrapata aún pegada a nuestra piel. En ese caso hay que actuar con cuidado y extraer a la garrapata con unas pinzas para evitar que la cabeza se quede dentro de nuestra piel.

Las garrapatas prefieren las zonas cálidas y húmedas del cuerpo, ya sean las axilas, la ingle o el cabello. 

Por regla general las picaduras de este parásito suelen ser inofensivas, pero cuidado, porque en determinadas zonas pueden ser transmisoras de enfermedades peligrosas como la enfermedad de Lyme, la Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo o la conocida como fiebre de las montañas rocosas.


Tábano

La picadura de tábano es especialmente dolorosa, porque a diferencia de otros insectos lo que hacen los tábanos es morder y cortar la piel. El resultado es una hinchazón en forma de roncha importante que se ve rodeada por un halo rojizo de inflamación. El ardor que se siente suele ser agudo e instantáneo. Incluso puede llegar a salir un pequeño moratón en la zona.

Aunque las picaduras de tábanos son más habituales en animales que en personas, estos tienen la capacidad para transmitir enfermedades como la miasis, la tularemia, la loasis, la elefantiasis o la oncocercosis. Más allá de esto, las personas con alergia a los tábanos pueden presentar reacciones severas a sus picaduras. La aparición de una pústula o el excesivo enrojecimiento y sensación de calor al tacto pueden ser signo de infección, en cuyo caso se recomienda acudir al médico lo antes posible.


Hormigas

Las mordeduras de hormigas suelen ser dolorosas y causan protuberancias rojas en la piel acompañadas de hinchazón. Pueden picar varias a la vez.

Algunos tipos de hormigas, como las hormigas de fuego, son venenosas y sus picaduras pueden causar una reacción alérgica grave. Las picaduras de estas hormigas pueden generar, entre 24 y 48 después, la aparición de puntos rojos inflamados que desarrollen pústulas o ampollas blancas llenas de pus que provocan una picazón importante. Estas picaduras generan algo de quemazón, y suelen doler y picar, y duran hasta una semana. Los médicos recomiendan no rascarse porque la rotura de estas ampollas puede derivar en infección.


Ciempiés

Aunque pueda resultar sorprendente, los ciempiés pican. Y no solo eso, sino que sus picaduras, caracterizadas por la aparición de dos punciones sangrantes e inflamadas, son muy dolorosas. Tanto que hasta en algunos casos es imprescindible recurrir a los analgésicos, los antihistamínicos y los corticoides para hacer frente a la intensidad del dolor que generan.

También puede aparecer secreción, reacción alérgica, prurito y ronchas alrededor del área del cuerpo atacado por este insecto. Aunque estos síntomas no suelen durar más de 48 horas.

Eso sí, es recomendable no tocarse los ojos tras rascarse, ya que la sustancia que dejan en la piel puede contagiarse a la conjuntiva o la córnea, causando enrojecimiento, hinchazón y dolor.


Escorpión

La picadura de escorpión es una de las más peligrosas que hay. No en vano, existen hasta 25 especies en el mundo (de las más de 1.500 localizadas) dotadas de veneno con capacidad para matar a una persona. Sin llegar a esos extremos, la picadura de escorpión suele provocar en la víctima un dolor intenso acompañado de calor, hormigueo, entumecimiento e hinchazón en la zona afectada.

Los síntomas menos frecuentes van desde dificultad para respirar, contracciones musculares, babeo, sudoración, náuseas, vómitos, aumento del ritmo cardíaco, inquietud, excitabilidad y llanto inconsolable. En niños y en bebés los síntomas pueden ser más graves.


Piojos del cuerpo

Las picaduras de piojos de cuerpo se caracterizan por ser pequeñas manchas rojas con prurito que aparecen en la zona del cuello, los hombros y el cuero cabelludo, en definitiva, cualquier lugar excepto la cabeza y los genitales (luego veremos qué tipos de piojos pueden habitar esta zona). Al ser tan pequeñas, generalmente no duelen, pero, en cambio, sí que provocan un picor intenso, cuyo rascado puede derivar en infección.

También puede presentarse piel engrosada u oscura, generalmente cerca de la cintura o la ingle, si los piojos han estado allí durante mucho tiempo.

Ojo porque los piojos del cuerpo suelen poner sus huevos en las prendas de vestir o en la ropa de cama, de ahí la importancia de mantener una buena higiene y de cambiar y lavar con asiduidad estas ropas. Podrás verlos a simple vista o con una lupa.


Piojos púbicos

También conocidos como piojos cangrejos, suelen aparecen en el pelo de los genitales y de las axilas y se propagan con facilidad a través del contacto sexual. Sus picaduras se manifiestan en forma de pequeñas protuberancias rojizas o rosadas en la piel. La aparición de estas protuberancias, prurito o de picazón intensa en el área genital podrían ser un indicio de la existencia de piojos púbicos. Los afectados pueden sentirse febriles e irritados.

Sus síntomas suelen aparecer cinco después de recibirlos. En algunos casos pueden ser visibles las liendres, que son de color canela o gris blanquecino, y se parecen a pequeños cangrejos. Se oscurecen cuando están llenos de sangre. O bien los huevos de los piojos, pequeños, ovalados y blanquecinos.

Además del contacto sexual, la ropa, toallas o ropa de cama infectada por otra persona pueden propiciar su aparición. A diferencia de lo que se cree es casi imposible que pueden contagiarse al sentarse en un inodoro. En niños puede ser indicativo de abuso.


Niguas

Las niguas son unos pequeños ácaros pertenecientes a la familia de los arácnidos cuyas picaduras pueden provocar escozor e hinchazón. Habituales en América Latina, su picadura no se manifiesta hasta pasadas 24 horas y lo hace a través de un grupo de ampollas o espinillas rodeadas de ronchas rojas que irán agrandándose paulatinamente y pueden provocar un intenso picor, que puede llegar a durar hasta una semana.

La zona del cuerpo más vulnerable a las niguas son los pies. Aunque no suelen ser problemáticas, si el rascado es demasiado intenso pueden generarse heridas en la piel que pueden derivar en infecciones y fiebre.



Bajo cualquier sospecha o empeoramiento de la persona que haya sufrido cualquiera de éstas u otras picaduras deben acudir a un centro hospitalario lo antes posible, pues existen reacciones alérgicas severas que, si se tratan a tiempo, no dejarán de ser una anécdota digna de olvidar.






Fuente: webconsultas.com

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